
¿Somos realmente objetivos cuando valoramos las opiniones de los demás? ¿somos libres al valorarlas?
Muchos de los conflictos que tenemos al comunicarnos con personas vienen como resultado de un desacuerdo. Sin embargo, ¿crees que siempre estamos realmente en desacuerdo con la otra persona? Quizá te haya pasado que contradices más a aquellas personas con las que menos conexión tienes, con menos afinidad. Pero ¿es esto una casualidad o por contra es una consecuencia?
La neurociencia nos habla del sesgo o efecto Keinshorm. Como ya hemos comentado en otras publicaciones anteriores, un sesgo es un error de la mente, un atajo para no consumir tanta energía. El hecho es que, si actuamos de forma inconsciente, es decir, de forma más intuitiva y rápida, podemos caer en estos atajos mentales. En concreto, el sesgo Keinshorm hace que tendamos a contradecir de forma más intensa, aquello que nos dice una persona con la que no conectamos o que no es de nuestro agrado, en definitiva, por la que no sentimos tanta simpatía. Así que, es posible que, en gran medida, tu desacuerdo tenga como origen una falta de conexión.
De aquí, la importancia de conectar con la audiencia o con tu interlocutor cuanto antes. Cuando nos encontramos en una exposición ante un público, en reuniones, en una negociación, .. en definitiva, en cualquier comunicación que lleves a cabo, es fundamental conectar con tu interlocutor, además de lograr comunicaciones más empáticas, te facilitará acuerdos y reducirá las objeciones que recibirás. Porque si te paras a pensar ¿a quién le gusta estar en desacuerdo con las personas que le caen bien?
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